AMADO DIOS, en este día de reflexión, te agradezco por las lecciones aprendidas y por las bendiciones que has derramado sobre mí. Cada día es una oportunidad para crecer y acercarme más a ti. Quiero tomarme un momento para meditar sobre todo lo que has hecho en mi vida y cómo me has guiado en cada paso del camino. Que mi corazón esté siempre dispuesto a aprender y a reconocer tu mano en cada situación.
Te pido que me ayudes a aplicar estas lecciones en mi vida diaria. Que pueda ser un mejor hijo, amigo y compañero, y que mis acciones reflejen tu amor y tu gracia. Quiero ser un instrumento de tu paz y alegría, y que, a través de mí, otros puedan experimentar tu amor. Estoy listo para recibir tus bendiciones y para ser un testimonio de tu amor.